¡Marhaba, ahlan wa sahlan!
Egipto, un país de contrastes, donde las ruinas y las sombras desafían al tiempo, ruinas y sombras que a su vez proyectan el testimonio de un pasado esplendoroso, pero extinguido. Caminatas interminables sobre un océano de fuego permanente, donde la arena todo lo cubre, donde el Nilo es sin duda la expresión misma de la vida y donde los hijos del Islam sacian su sed para después dirigir sus plegarias hacia la Meca.
Egipto, un parque arqueológico sofocado por su propia mitología. Visitantes occidentales en busca de lo arcaico y exótico, una tierra aparte llena de restos simbólicos. Viajar a Egipto siempre ha sido viajar a la epopeya de la propia creación. En Egipto uno puede sentirse aplastado por la monumentalidad del pasado faraónico, flotar suavemente por el río eterno y meditar sobre el flujo y reflujo del tiempo. Pero, ¿a quién le interesa la realidad del Egipto actual, ese contraste entre lo moderno y lo mítico que llega a subyugar? El Egipto contemporáneo, en mi opinión, es muy interesante, y en gran medida siempre confío que la casualidad y el azar me guíen por su paisaje concediéndome la bendición de volver para saciar mi sed.
La fascinación que siento por el desierto y sus gentes me llevó hasta Egipto como punto de partida, pero no sólo al Egipto bañado por el Nilo, también la península de Sinaí formó parte de mi cansancio y admiración. ¡No me extraña que Moisés la recorriera de un extremo a otro durante 40 años! ¡Es una maravilla! Si sabes escuchar el susurro de la piedra y el murmullo del silencio, sientes el aliento de Yahvé –dios volcánico de la vecina península arábiga- en tu rostro. Y que decir de Jordania, tierra hermosa y hospitalaria donde las hay, con la incomparable Petra, perla pétrea donde el espíritu jordano reposa eternamente; como la flor de loto que flota embelleciendo el estanque al que pertenece.
“Una vez conseguí que Jayyid –dromedario- se echara en el suelo y se relajara, me dirigí hacia un pequeño promontorio rocoso desde donde, según me dijeron, divisaría mi objetivo: Sebbet, nombre con el que los árabes llaman a Masada –Israel-. Con una poblada barba y ataviado con ropaje Jordano permanecí en silencio a orillas del Mar Muerto con la mirada perdida en el horizonte, en busca de la gran fortaleza. Saboreando uno de mis últimos “cleopatra” y transportando la mente a lomos del eco de la historia que tantas veces había leído, me inundó una tristeza atípica al no poder hollar la planicie de Masada y cumplir una promesa –pendiente-: besar su suelo en homenaje a Eleazar Ben Yair. ¡Tan cerca y a la vez tan lejos!. Entonces, se levantó una cortina de aire fresco e hizo que despertará de mi ensoñación, una sensación de bienestar dulcificó mi pensamiento, comprendí entonces que el viento jordano me otorgaba su bendición para proseguir mi andadura y que debía regresar al lado de Jayyid; en otra ocasión ascendería por la rampa de asedio para alcanzar la cúspide de Masada. Habían transcurrido 55 días desde que comencé mi peregrinaje por los océanos de fuego y arena de Egipto, Sinaí y Jordania. Regresé a Al Mazra´ah y al día siguiente emprendía la marcha hacia Madaba.” <Celso Vernon, diario de viaje>
A quién corresponda:
¿A qué voy a Egipto? ¿Qué quiero hacer en Egipto? ¿Turismo? ¿Ir en calidad de viajero? ¿Soy una persona extrovertida o introvertida? ¿Dispongo de espíritu aventurero y estoy seguro de mi mismo/a? ¿Cómo suelo actuar ante la adversidad? ¿Soy resistente ante ésta? ¿Solo estoy interesado/a en el antiguo Egipto? ¿Pienso fervientemente que en el actual Egipto hay cabida para el romanticismo y el misticismo, lo sobrenatural y el misterio? ¿Qué se del actual Egipto? Recorrer Egipto por cuenta propia –lo que en los foros llaman por libre-, es decir, tener tan solo el billete de avión de ida y vuelta y nada más, es uno de los retos más ambiciosos para el occidental que desea recorrer todo Egipto. Desde luego, no es tarea fácil y requiere tiempo de preparación y organización.
Para todos aquellos que deseen recorrer Egipto por libre deberían saber que El Ministerio de Asuntos Exteriores Español desaconseja muy especialmente la travesía por carretera, tren o río de las áreas de Assyut, Sohag, El-Minya y Qiná, existiendo convoyes especiales para visitar los templos de Dendera y Abydos. Por otro lado, al viajar solos por el alto Egipto deberemos extremar las precauciones y respetar las recomendaciones de la policía, en caso de ser interrogados.
Beber siempre agua embotellada y si queréis consumir verduras y frutas, pelarlas y prepararlas vosotros mismos, si mantenéis esta alimentación durante vuestra estancia en Egipto, soportaréis mucho mejor las altas temperaturas estivales, vuestra sangre será más fresca.
Respecto a los baños en los ríos hay que destacar la existencia de la Bilharzia (parásito que vive en aguas estancadas o fangosas, especialmente en algunos puntos del Nilo), presentando un grave riesgo de infección cutánea y ocular. Se puede evitar no bañándose en el río ni en los canales y no caminando descalzo en zonas fangosas. Por el contrario, las playas marítimas egipcias presentan unas buenas condiciones de salubridad.
Mucha precaución en los viajes por el desierto, costa mediterránea, mar rojo y Sinaí, fuera de las carreteras principales, ya que en algunas zonas costeras, todavía sin infraestructuras turísticas del Mar Rojo, así como en el Mediterráneo, al oeste de Alamein y en las fronteras con Sudan y Libia hay campos de minas insuficientemente señalizados.
Aunque raramente se producen atracos y robos en Egipto, protegeros de los hurtos, especialmente en áreas multitudinarias.
La importancia de conocer algunas palabras y expresiones en árabe facilitará contactar con la población indígena en vuestros trayectos, la cual, ante un contratiempo podrá ayudaros.
Personalmente, recomiendo dos viajes a Egipto. El primer viaje es interesante realizarlo de forma organizada y por un espacio no inferior a 15 días. Es muy importante elegir bien los destinos y los lugares prioritarios a visitar. Entre ellos deben estar: Giza, Saqqara, Luxor, Karnak, Deir el Bahari, Valle de los Reyes, Edfú, Kom ombo, Asuán, Abu Simbel...
Durante esos 15 días deberemos tomar buena nota de todo lo que acontece a nuestro alrededor. Contactar y relacionarnos de forma amistosa y cordial con los nativos –guías, taxistas, dependientes de hotel…etc.- es muy importante para utilizarlos como puntos de referencia para nuestro segundo viaje por "libre". Si podéis contactar con ellos de forma sincera y os interesáis por su cultura y su lengua os servirán de gran ayuda. Informaros todo lo que podáis sobre albergues, transportes, fiestas, costumbres, alimentación, sanidad, lengua…etc.; será de vital importancia para encarar el segundo viaje con ciertas garantías de éxito y a ser posible -disponiendo de tiempo- de una duración mayor (30 días).
No os debe importar el tiempo –¿un año, dos?- para realizar este segundo viaje, el cual deberéis preparar a conciencia sin dejar cabos sueltos y, lo que sin duda, será una gran aventura. Una aventura que merece ser vivida al menos una vez en la vida. Solo entonces, conoceréis Egipto y beberéis del Nilo. Todo será distinto…y regresaréis una y otra vez, pero vuestra expresión y mirada, todo vuestro rostro habrá cambiado y los egipcios, musulmanes o coptos, lo sabrán…ya no seréis su sustento para paliar su humilde y precaria economía.
Ma´s salama, as salaam alaykum
<CELSO VERNON>
Egipto, un país de contrastes, donde las ruinas y las sombras desafían al tiempo, ruinas y sombras que a su vez proyectan el testimonio de un pasado esplendoroso, pero extinguido. Caminatas interminables sobre un océano de fuego permanente, donde la arena todo lo cubre, donde el Nilo es sin duda la expresión misma de la vida y donde los hijos del Islam sacian su sed para después dirigir sus plegarias hacia la Meca.
Egipto, un parque arqueológico sofocado por su propia mitología. Visitantes occidentales en busca de lo arcaico y exótico, una tierra aparte llena de restos simbólicos. Viajar a Egipto siempre ha sido viajar a la epopeya de la propia creación. En Egipto uno puede sentirse aplastado por la monumentalidad del pasado faraónico, flotar suavemente por el río eterno y meditar sobre el flujo y reflujo del tiempo. Pero, ¿a quién le interesa la realidad del Egipto actual, ese contraste entre lo moderno y lo mítico que llega a subyugar? El Egipto contemporáneo, en mi opinión, es muy interesante, y en gran medida siempre confío que la casualidad y el azar me guíen por su paisaje concediéndome la bendición de volver para saciar mi sed.
La fascinación que siento por el desierto y sus gentes me llevó hasta Egipto como punto de partida, pero no sólo al Egipto bañado por el Nilo, también la península de Sinaí formó parte de mi cansancio y admiración. ¡No me extraña que Moisés la recorriera de un extremo a otro durante 40 años! ¡Es una maravilla! Si sabes escuchar el susurro de la piedra y el murmullo del silencio, sientes el aliento de Yahvé –dios volcánico de la vecina península arábiga- en tu rostro. Y que decir de Jordania, tierra hermosa y hospitalaria donde las hay, con la incomparable Petra, perla pétrea donde el espíritu jordano reposa eternamente; como la flor de loto que flota embelleciendo el estanque al que pertenece.
“Una vez conseguí que Jayyid –dromedario- se echara en el suelo y se relajara, me dirigí hacia un pequeño promontorio rocoso desde donde, según me dijeron, divisaría mi objetivo: Sebbet, nombre con el que los árabes llaman a Masada –Israel-. Con una poblada barba y ataviado con ropaje Jordano permanecí en silencio a orillas del Mar Muerto con la mirada perdida en el horizonte, en busca de la gran fortaleza. Saboreando uno de mis últimos “cleopatra” y transportando la mente a lomos del eco de la historia que tantas veces había leído, me inundó una tristeza atípica al no poder hollar la planicie de Masada y cumplir una promesa –pendiente-: besar su suelo en homenaje a Eleazar Ben Yair. ¡Tan cerca y a la vez tan lejos!. Entonces, se levantó una cortina de aire fresco e hizo que despertará de mi ensoñación, una sensación de bienestar dulcificó mi pensamiento, comprendí entonces que el viento jordano me otorgaba su bendición para proseguir mi andadura y que debía regresar al lado de Jayyid; en otra ocasión ascendería por la rampa de asedio para alcanzar la cúspide de Masada. Habían transcurrido 55 días desde que comencé mi peregrinaje por los océanos de fuego y arena de Egipto, Sinaí y Jordania. Regresé a Al Mazra´ah y al día siguiente emprendía la marcha hacia Madaba.” <Celso Vernon, diario de viaje>
A quién corresponda:
¿A qué voy a Egipto? ¿Qué quiero hacer en Egipto? ¿Turismo? ¿Ir en calidad de viajero? ¿Soy una persona extrovertida o introvertida? ¿Dispongo de espíritu aventurero y estoy seguro de mi mismo/a? ¿Cómo suelo actuar ante la adversidad? ¿Soy resistente ante ésta? ¿Solo estoy interesado/a en el antiguo Egipto? ¿Pienso fervientemente que en el actual Egipto hay cabida para el romanticismo y el misticismo, lo sobrenatural y el misterio? ¿Qué se del actual Egipto? Recorrer Egipto por cuenta propia –lo que en los foros llaman por libre-, es decir, tener tan solo el billete de avión de ida y vuelta y nada más, es uno de los retos más ambiciosos para el occidental que desea recorrer todo Egipto. Desde luego, no es tarea fácil y requiere tiempo de preparación y organización.
Para todos aquellos que deseen recorrer Egipto por libre deberían saber que El Ministerio de Asuntos Exteriores Español desaconseja muy especialmente la travesía por carretera, tren o río de las áreas de Assyut, Sohag, El-Minya y Qiná, existiendo convoyes especiales para visitar los templos de Dendera y Abydos. Por otro lado, al viajar solos por el alto Egipto deberemos extremar las precauciones y respetar las recomendaciones de la policía, en caso de ser interrogados.
Beber siempre agua embotellada y si queréis consumir verduras y frutas, pelarlas y prepararlas vosotros mismos, si mantenéis esta alimentación durante vuestra estancia en Egipto, soportaréis mucho mejor las altas temperaturas estivales, vuestra sangre será más fresca.
Respecto a los baños en los ríos hay que destacar la existencia de la Bilharzia (parásito que vive en aguas estancadas o fangosas, especialmente en algunos puntos del Nilo), presentando un grave riesgo de infección cutánea y ocular. Se puede evitar no bañándose en el río ni en los canales y no caminando descalzo en zonas fangosas. Por el contrario, las playas marítimas egipcias presentan unas buenas condiciones de salubridad.
Mucha precaución en los viajes por el desierto, costa mediterránea, mar rojo y Sinaí, fuera de las carreteras principales, ya que en algunas zonas costeras, todavía sin infraestructuras turísticas del Mar Rojo, así como en el Mediterráneo, al oeste de Alamein y en las fronteras con Sudan y Libia hay campos de minas insuficientemente señalizados.
Aunque raramente se producen atracos y robos en Egipto, protegeros de los hurtos, especialmente en áreas multitudinarias.
La importancia de conocer algunas palabras y expresiones en árabe facilitará contactar con la población indígena en vuestros trayectos, la cual, ante un contratiempo podrá ayudaros.
Personalmente, recomiendo dos viajes a Egipto. El primer viaje es interesante realizarlo de forma organizada y por un espacio no inferior a 15 días. Es muy importante elegir bien los destinos y los lugares prioritarios a visitar. Entre ellos deben estar: Giza, Saqqara, Luxor, Karnak, Deir el Bahari, Valle de los Reyes, Edfú, Kom ombo, Asuán, Abu Simbel...
Durante esos 15 días deberemos tomar buena nota de todo lo que acontece a nuestro alrededor. Contactar y relacionarnos de forma amistosa y cordial con los nativos –guías, taxistas, dependientes de hotel…etc.- es muy importante para utilizarlos como puntos de referencia para nuestro segundo viaje por "libre". Si podéis contactar con ellos de forma sincera y os interesáis por su cultura y su lengua os servirán de gran ayuda. Informaros todo lo que podáis sobre albergues, transportes, fiestas, costumbres, alimentación, sanidad, lengua…etc.; será de vital importancia para encarar el segundo viaje con ciertas garantías de éxito y a ser posible -disponiendo de tiempo- de una duración mayor (30 días).
No os debe importar el tiempo –¿un año, dos?- para realizar este segundo viaje, el cual deberéis preparar a conciencia sin dejar cabos sueltos y, lo que sin duda, será una gran aventura. Una aventura que merece ser vivida al menos una vez en la vida. Solo entonces, conoceréis Egipto y beberéis del Nilo. Todo será distinto…y regresaréis una y otra vez, pero vuestra expresión y mirada, todo vuestro rostro habrá cambiado y los egipcios, musulmanes o coptos, lo sabrán…ya no seréis su sustento para paliar su humilde y precaria economía.
Ma´s salama, as salaam alaykum
<CELSO VERNON>
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