El origen de los faraones
Bajo el título de "El origen de los faraones" se publicó durante 2004, en España, un libro, editado por Destino, y cuyo autor es el egiptólogo británico Toby Wilkinson.
El libro trata de los orígenes de la civilización egipcia, y, por ende, de los primeros datos que tenemos sobre la estructura social que dio origen a los faraones. Es un libro notablemente interesante, porque plantea una hipótesis que viene a discutir la teoría más en boga de los llamados invasores mesopotámicos en la prehistoria egipcia. Lo interesante del estudio es que aporta elementos hasta ahora desconocidos, gracias a las investigaciones y hallazgos del autor y su equipo.
Mi propuesta es esta:voy exponiendo en sucesivos mensajes las distintas partes del libro, siguiendo el orden de sus capítulos (no os preocupéis, el libro tiene sólo 200 páginas), y vamos exponiendo a continuación nuestras impresiones sobre lo que el autor afirma. Si la cosa funciona y os parece interesante seguiré hasta el final. A mi, desde luego, el libro me parece sugerente.
Habéis de tener en cuenta, de cualquier forma, que, con la síntesis, me dejaré muchas cosas del libro. Por otra parte, el libro contiene gran cantidad de ilustraciones y dibujos que no voy a poder reproducir y que son de gran interés e importancia en la tesis que se expone. Es, desde luego, una importante limitación.
Bien, inserto el tema y paso al siguiente mensaje, que tratará del primer capítulo.
La tesis definitiva del autor, lo que concluye es que la civilización egipcia que todos conocemos se desarrollo en el desierto Oriental, entre el Nilo y el Mar Rojo.
Para situaros, en una zona comprendida entre Coptos (Guft) y Edfú. Os aconsejo que miréis un mapa para localizar la zona. En ese lugar existe un entramado complejo de uadis que comunican entre sí, formando una red impresionante de caminos trazados en el desierto de forma natural, hasta llegar al Mar Rojo. El más conocido es el Uadi Hammamat, pero hay otros muchos, el Uadi Mineh, el Barramiya, etc. En la síntesis voy a procurar evitar mencionarlos, salvo aquellos que me parezcan necesarios.
Pues bien, en esa zona se han descubierto una gran cantidad de emplazamientos prehistóricos con petroglifos increíbles, que nos recuerdan a las posteriores pinturas del Egipto faraónico. El propio autor en el año 2000 descubrió 30 de esos emplazamientos, todos ellos con grabados en la roca. Y aún quedan muchos más por descubrir.
Espero que os guste.
1 Adjunto(s)
...amigo Yax...por siempre...
Hola amigo Yax...
...con las primeras luces del amanecer...convertiste pensamiento en palabras y se produjo un cambio en el destino. Estaba escrito y solo así podia ser...de esa manera...con tu estilo...y no me pude contener. Y junto al libro, mil veces comenzado y nunca acabado...una vez mas, el destino..."El Origen de los Faraones"...has conseguido despertar un entusiasmo en mi...y seguirte en tu viaje por este magnifico libro.
Si me permites gran amigo, solo aportar como humilde peregrino...esas imagenes y planos...que te acompañen en tu relato.
...un abrazo a todos...
:rolleyes: Moon
Fechar el arte rupestre (1ª parte)
Vamos a seguir con el segundo capítulo, que voy a dividir en tres partes, para que no quede muy largo. En este apartado, el autor trata de fechar el arte rupestre del desierto oriental, con la finalidad de establecer una cronología cierta de los yacimientos. Es un momento importante en el desarrollo de la propuesta de Wilkinson, ya que muchas de las afirmaciones posteriores van a depender de la precisión de esta datación.
Vamos allá.
En primer lugar, el autor descarta una serie de métodos de datación por no ser suficientemente fiables.
El radiocarbono no sirve con los petroglifos, sino sólo con las pictografías, ya que éstas contiene restos orgánicos. Por otro lado, se puede intentar medir “la corteza” que se forma sobre la roca ( sales minerales) en que está inscrito el petroglifo, pero este es un procedimiento aún en fase experimental, y cuya precisión no está probada.
Otro sistema de datación posible es el de la microerosión: se trata de medir la erosión de los petroglifos ( en realidad de la parte de la roca en la que está grabado) para conocer el momento en que pudo trazarse. Pero este sistema tiene un problema: para que la datación sea medianamente fiable es preciso que cerca, en el mismo lugar, existan mediciones previas de erosión ( estudios geológicos), y éstas no existen en ese lugar del desierto oriental. Así que también debemos descartar este método.
Un tercer sistema que el autor se planteó para fechar los yacimientos es el de la patinación: a mayor antigüedad del petroglifo, mayor oscurecimiento de su trazado. Este sistema tiene también sus problemas: la patinación depende de factores externos, tales como si al petroglifo le da el sol o está a la sombra, o si está muy expuesto a los vientos, lluvias, y otros agentes meteorológicos. El autor comprobó que una misma inscripción presentaba dos patinaciones distintas. Comprobó que una parte de la incisión estaba a la sombra y otra al sol.
Un sistema distinto es el de la ubicación en la roca. Según este procedimiento, las incisiones más antiguas estarían en las partes más fácilmente accesibles de las paredes de roca para los autores de las mismas. Este método lo empleó Winkler. También debe ser descartado, porque se han descubierto dibujos claramente medievales en lugares mucho más accesibles que otros claramente más antiguos. Sin embargo, alguno de los yacimientos prehistóricos se encontraban en lugares de complicado acceso.
Descartados todos estos métodos, el autor manifiesta que el único sistema posible es una combinación de dos elementos: la técnica artística de las incisiones ( con sus paralelismos con otros objetos conocidos de otros yacimientos arqueológicos) y la observación de la fauna que aparece reflejada en los petroglifos.
En relación con la fauna, hay que señalar que está comprobado que en aquella zona se produjo un cambio climático entre 4500 y 3500 a.C. El que ahora conocemos como Desierto Oriental fue una sabana entre el año 6000 y el 3500 a.C.
El otro parámetro, el de la técnica y expresión artística, plantea una comparación con elementos ya conocidos, y que se expresan en los siguientes modelos culturales : badariense (5000/4000 a.C.); Nagada I o amratiense (4000/3600 a.C.); Nagada II (3600/3200 a.C.); Nagada III ( 3200/3000 a.C.). El autor va a plantar constantes comparaciones de las representaciones encontradas en los yacimientos del Desierto oriental con las culturas del Valle de Nilo más antiguas, en especial la de Nagada I, como veremos en el siguiente mensaje.
Fechar el arte rupestre (2ª parte)
Amigos, antes de seguir con la exposición, agradeceros vuestro interés y el apoyo que me ofrecéis. Realmente espero que os esté gustando el tema.
Sí, Fimosis, esperaba tu aportación en este tema de la datación. Uno de los mayores problemas de la investigación histórica es este. Y es un asunto esencial, porque una datación incorrecta puede suponer una importante rémora durante años de investigación posterior. Lo cierto es que, como dices, el único método de que se dispone por ahora para la datación de estos petroglifos es el que utiliza el autor. Pero deja un margen de inseguridad ¿verdad? Enseguida lo vamos a ver.En esta segunda parte que inserto a continuación veremos cómo se pueden realizar las comparaciones. Lo que realmente lamento es que no podáis ver las fotos y los dibujos del libro, porque las coincidencias son realmente impresionantes. Os lo garantizo.
Y sobre la pigmentación, Ra-Maestre, ojalá se encontrara. Pero hoy por hoy, no se ha identificado ningún resto de color. La pregunta pertinente es si coloreaban los petroglifos. A la luz de lo que vamos a ir viendo en esta parte y en la siguiente, lo lógico es que lo hicieran. Sin embargo...
En cuanto a si estas inscripciones pudieron haber sido realizadas por esos invasores orientales -¿lo has comentado tú Oubastis?- ésta es precisamente la tesis de Winkler y de Rohl, y es la que combate el autor con muy buenos argumentos.
Vamos ya con esta segunda parte del capítulo II. Os adelanto que esto de hoy, y la última parte del capítulo II que insertaré la semana que viene, son contenidos básicos en la conformación de la teoría de Wilkinson.
Sobre la base de lo señalado en el mensaje anterior, Wilkinson plantea la coincidencia de los motivos de Nagada I con el arte rupestre del desierto oriental.
En Nagada I se encuentra la llamada Cerámica-C, caracterizada por ser una cerámica blanca de líneas entrecruzadas. Uno de los dibujos que más se repiten en este tipo de cerámica es el de hipopótamos. Pues bien, en los yacimientos del desierto oriental el dibujo de hipopótamos sobre las paredes rocosas es uno de los que más abundan, pero lo más impactante es que son dibujos tremendamente similares ( aquí como no puedo añadir los dibujos y fotografías que aparecen en el libro, he de indicar que no es que haya similitudes, es que son perfectamente idénticos).
Otro dibujo que suele encontrarse en la cerámica-C es la de cazador con jauría. Pues bien, esos mismos dibujos están incisos en el desierto oriental.
Las similitudes de estilo, tema y composición son notables ( amigos del foro, esto es completamente cierto a la vista de las fotografías). También se produce la similitud de convenciones en el caso de representación de cocodrilos.
Pero lo más destacable de todo son los barcos. Winkler los consideró una prueba de los invasores orientales. Rohl fechó los petrogilifos de barcos en Nagada II , ya que decía que había coincidencia con los dibujos encontrados en la cerámica-D – la propia de Nagada II-. Encontramos este diseño de barcos en la Tumba Pintada de Nejen –correspondiente al periodo Nagada II-.
Ahora bien, los barcos representados en el periodo de Nagada II tiene forma de”plátano”, con una suave curva y los extremos romos, con una o más cabinas y figuras con los brazos levantados. Sin embargo, los barcos de los petroglifos son cuadrados con el fondo plano o en forma de hoz. Este modelo de barcos de fondo plano los encontramos en la cerámica-C correspondiente a Nagada I ( el autor explica aquí y muestra fotografías de las pinturas encontradas en los yacimientos de Nagada y Mostagedda, ambos pertenecientes al periodo Nagada I).
Winkler pensaba y Rohl lo sigue haciendo que los barcos representados en el desierto oriental son como los de los sellos mesopotámicos y como los mostrados en el mango del cuchillo de Gebel el-Arak(este mango ha sido interpretado como una batalla egipcio-mesopotámica, es decir, como una invasión).Por lo tanto, según estos dos autores que son los creadores y sustentadores principales de la teoría de la raza dinástica, el periodo Nagada I acabó con una invasión oriental, que dio lugar a la cultura conocida como Nagada II, de ahí que las representaciones de barcos de esta cultura y las del desierto oriental coincidan.
El autor del libro, Wikinson, no está de acuerdo. Afirma que el cuchillo en cuestión es casi mil años posterior a los petroglifos. La presencia de barcos con fodos cuadrados en Nagada I demuestra que se trata de un barco propiamente egipcio ( no mesopotámico).
Lo dejo por esta semana, amigos. La que viene insertaré la última parte de este capítulo, en la que se aportan muchos más elementos de comparación entre los petroglifos del desierto oriental y los objetos y representaciones de Nagada I. Luego pasaremos al interesantísimo capítulo III, en el que se identifica a los autores de los petroglifos.
Hasta la semana que viene.
Fechar el arte rupestre ( y 3ª parte)
Estupendas esas aportanciones de fotografías, Fimosis III. El cuchillo de Gebel el-Arak se ve perfecto por las dos caras.
Bienhallada de nuevo, Meresanj.
Sigo exponiendo la última parte del capítulo II. Mañana haré algunos comentarios de lo que pienso sobre lo que el autor ha afirmado hasta ahora.
Allá va lo que quedaba sobre este asunto de intentar una cronología...
En el-Amra ( Nagada I) tenemos un objeto en la tumba a41, una caja con sus lados decorados con un hipopótamo, seis jirafas, un cocodrilo bajo un barco –el barco tiene forma de hoz con los extremos curvos, una cabina central y unos cuernos en la proa-. Todo ello coincide plenamente con los estilos encontrados en los petroglifos del desierto oriental ( aquí amigos tendréis que volver fiaros de mí cuando os digo que las coincidencias son apreciables a simple vista).
También contamos con una tela pintada en Gebelein (Nagada I) con un barco en forma de hoz propulsado por varios remeros. Exacto al llamado emplazamiento del “jacuzzi” en el desierto oriental.
Otro objeto es un jarrón de cerámica-C que tiene una figura con dos hojas altas en el pelo y brazos levantados. Tal y como aparecen a menudo en los petroglifos de los uadis.
En la Tumba U-502 de Abidos (Nagada I) se encontró un cuenco con ocho mujeres modeladas en arcilla y pegadas por el borde interior de la vasija –el cuenco está fechado en el año 4000 a.C.-. Todas llevan faldas blancas y están cogidas de la mano formando un anillo. Pues bien, un petroglifo de el Uadi el-Atmani tiene el mismo grupo de mujeres cogidas de la mano ( amigos foristas, intervengo de nuevo para dar fe de la asombrosa similitud de las imágenes).
En la Tumba U-239 de Abidós, un jarrón de cerámica-C: un gobernante tocado con plumas y el rabo de un animal colgando de la cintura, blande una maza ante un grupo de cautivos atados. La misma imagen, con identidad de estilo y compositiva, aparece en el Uadi Abu-Wasil.
Por fin, en el Uadi Qash hay dos figuras tocadas con la corona roja y sostienen un cayado (Sí, amigos foristas, es la corona roja sin la menor duda, y el cayado es tremendamente similar al que conocemos como símbolo de poder del faraón. Y aquí no puedo evitar un comentario, el primero que hago en este tema: ¡la corona roja en el Alto Egipto! Pero es que no cabe la menor duda de que es esa corona).
Fin del capítulo II.
¿Está interesante el asunto?
Desenmascarar a los artistas (1ª parte)
Con este mensaje inicio el resumen del capítulo III del libro.
En este capítulo el autor trata de identificar a los autores de los petroglifos del desierto oriental, es decir, a los primitivos egipcios.
Para ello comienza exponiendo las tesis de Winkler al respecto. Winkler, como recordaréis todos, creador de la teoría de la invasión oriental ( raza original) dividió a los autores de los petroglifos según el estilo y tema de los mismos:
- Keilstil-Leute (personas en forma de cuña)
- Dirwa-Leute ( personas con el pelo estilo Dirwa)
- Penistachen-Leute (personas con funda en el pene)
- Federchmuck-Leute (personas con diadema de plumas)
- Standarten-Leute (personas corrientes –representaciones de barcos con estandarte en la proa).
Según Winkler los tres primeros grupos eran pastores de vacas y los otros dos eran extranjeros. Las “personas corrientes” estimó que provenían del Delta del Nilo. Las personas con “diadema de plumas” los identificó con los invasores orientales porque aparecían junto a los barcos de fondo cuadrado o plano. No obstante, Winkler reconoció que apenas había diferencias entre los tres primeros grupos. También, que los mesopotámicos no se adornaban con plumas, pero lo intentó explicar diciendo que habían adquirido esa costumbre al llegar al desierto oriental, donde encontraron grandes manadas de avestruces.
Veinticinco años más tarde de Winkler, otro investigador, Resch, aportó pruebas de que los egipcios ya se adornaban con plumas desde el Badariense (5000 a.C.), al igual que los nubios.
Wilkinson, el autor del libro que comentamos, llama la atención sobre el hecho de que no hay petroglifos relacionados con los invasores orientales ( ni personas con plumas ni barcos con fondo plano) en la costa del Mar Rojo, así que difícilmente se puede hablar de una invasión marítima por ese lado.
Además, ahora sabemos que los autores de los petroglifos conocían el Valle del Nilo ( como hemos visto en el capítulo II al hablar de Nagada I), recordemos todas las representaciones de hipopótamos, cocodrilos y barcos en el desierto oriental.
¿Podían ser barcos de navegación marítima los que están representados en las paredes del desierto oriental? No se ha encontrado ningún indicio en las costas del Mar Rojo en el IV milenio a.C. Por otro lado, hay pruebas de la utilización de barcos en el Valle del Nilo para esas mismas fechas, como ya hemos visto. Por lo tanto, los barcos representados en los petroglifos son de navegación fluvial.
También sabemos que se da la circunstancia inversa: muchos objetos encontrados en el Valle del Nilo representan animales de la sabana, gacelas, antílopes, elefantes, jirafas, etc.
Además hay otros vínculos entre ambas regiones ( el Valle y el desierto oriental): los adornos corporales. En la Tumba B 101 de Abadiya se han encontrado unos huevos de avestruz de imitación, que enlazan el Valle con la sabana; también había en la tumba cuentas de carnelina ( piedra roja del desierto oriental), una paleta cosmética de limolita ( piedra del desierto oriental) en forma de hipopótamo; asimismo la galena y la malaquita que se han encontrado proceden de las montañas del Mar rojo. Y en otras tumbas del Valle se han encontrado bastantes paletas cosméticas de limolita del periodo Badariense.
Todos estos objetos nos ofrecen la imagen de una sociedad que conocía y explotaba los dos ecosistemas. ¿Eran las mismas personas? Los objetos de la B 101 nos indican que todos los objetos hallados son fácilmente transportables, y tienen aros u orificios para colgarlos.
En resumen, nos encontramos con una existencia bastante nómada.
Lo dejo aquí por ahora amigos. Otro día acabo con este capítulo.
Un saludo a todos.