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El Cairo

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  • El Cairo

    Hola Txukiya,
    Ya regresé, después de muchas desventuras para llegar a Egipto y que cuento en mi post de Egipto en Mayo.
    Ahora puedo contarte lo mucho que disfruté El Cairo, ciudad indescriptible que aprendí a ver gracias a ti. Vagamos por la ciudad libremente, caminamos por sus calles, visitamos sus mezquitas, Khan El Khalili, La Ciudadela, el Barrio Copto, las tiendas, tomamos taxi, contemplamos El Nilo tan diferente del Nilo del sur, cruzamos las calles....
    Ya terminaré de organizarme y podré subir algunas fotos.
    Un abrazo,
    Gladys

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    • La Ciudad de los Muertos

      Los niños juegan, las mujeres hacen la colada y preparan la comida, los hombres se reúnen en el bar... Nada es diferente a lo que ocurre en cualquier barrio de El Cairo, salvo que estas escenas cotidianas se desarrollan entre tumbas y panteones. Dos cementerios de la capital egipcia acogen a miles de personas que, empujadas por la necesidad y sostenidas por la creencia de que, en realidad, una necrópolis sólo es el lugar donde comienza una nueva existencia, desarrollan su vida rodeados por la muerte.

      En el exterior de los muros de la ciudad se extiende una vasta necrópolis convertida en ciudad, donde los vivos acuden a miles para vivir entre los muertos. Una de las vistas más sorprendentes y originales de El Cairo es esta necrópolis, la Ciudad de los Muertos. Aquí los únicos edificios que hay son mezquitas construidas como panteones para los ricos y poderosos. La Ciudad de los Muertos no es otra cosa que un extenso cementerio plagado de cúpulas, minaretes y tumbas que son, a veces, verdaderas moradas. De hecho, los vivos han instalado su domicilio en la casa de los Muertos.
      El Cairo cuenta con dos cementerios, uno al norte y otro al sur, a las afueras del casco antiguo, que tienen como peculiaridad que las tumbas han sido sustituidas por pequeñas construcciones mortuorias, que son utilizadas por los más pobres como viviendas, ante el problema de escasez de espacio y viviendas en la ciudad moderna.

      La Ciudad de los Muertos fue construida de 1398 a 1411. Esta necrópolis algberga importantes monumentos que merecen la pena, como las tumbas de los santos de la ciudad, la Mezquita del Sultán Farag, la Tumba del Sultán Barquq, la Mezquita Funeraria del Sultán Qait Bay y la Mezquita Funeraria del Sultán Barsbay.

      Hoy, además de contemplar eso, se contempla el cementerio habitado más grande del mundo, donde se hacinan en armoniosa vecindad cientos de miles de personas vivas y un número indeterminable de muertos de varios siglos.
      Líneas de autobuses recorren sus calles, comercios en las esquinas y macabros cafetines, niños jugando, ropa tendida, entre los mausoleos de ricos y pobres, de sultanes y mendigos.

      Todo empezó con la llegada masiva de refugiados de la invasión israelí del Sinaí en el 67. Como no había dónde alojarlos, ellos mismos decidieron el lugar. Hoy es el barrio más populoso de la vieja capital egipcia y los turistas no lo visitan si no es llegando en taxi hasta la misma puerta de los mausoleos. Pero sus habitantes son tan pacíficos como los de cualquier urbanización de clase media de las afueras de cualquier ciudad de occidente. Sólo que infinitamente más pobres.

      El pasado y el presente se mezclan en los dos cementerios gemelos de la periferia conocidos como la Ciudad de los Muertos. Aunque la situación no ha sido sancionada oficialmente, se ha formalizado hace tiempo y se provee a estas personas de agua y electricidad. La vida en los cementerios ha creado un paisaje urbano único.
      Sorprende ver gente que aún no dispone de agua ni electricidad, cocina en el interior de un mausoleo, cuelga la ropa sobre lápidas... No seáis mirones, sino discretos, y observaréis a una población desheredada, pero orgullosa, que ha transformado el cementerio en chabolas y donde los niños juegan al escondite entre lápidas.
      Todos mis textos permanecen aquí sin mi consentimiento.
      http://orienteme.wordpress.com

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      • ¡Oh, tú que te alzas frente a mi tumba, no te sorprendas de mi estado!

        Ayer yo era como tú; mañana tú serás como yo.

        Epitafio en la tumba de Shagaret al Durr



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        • Bailando con muertos

          A la misma hora en que los turistas madrugan para ganarle al abrasador sol de El Cairo la carrera hacia las pirámides, los despertadores suenan en el Cementerio Norte, más conocido como la Ciudad de los Muertos. Los difuntos aquí son minoría, pero imponen su quietud al ajetreo de los vivos. Sus seis kilómetros cuadrados conforman uno de los paisajes más apacibles de El Cairo, urbe de cláxones, muchedumbre y caos.
          Cuando el ruido del tráfico ya es ensordecedor en la capital egipcia, aquí la gente recorre a pie las tranquilas calles del camposanto, pasean en bicicleta o moto y unos pocos conducen coches. Las mujeres comienzan sus rutinas domésticas y los niños van al colegio si aún no lo han abandonado por el desinterés o la urgencia de ganarse el pan. La vida de millón largo de habitantes del Cementerio Norte sería similar a la del resto de los cairotas si no fuera porque transcurre entre sepulturas.

          Son muchos los que han dado sus primeros pasos entre macetas de sabr, la planta sagrada de los muertos según el Islam. Algunos son hijos de los que abandonaron la paupérrima vida en alguna zona rural de Egipto buscando oportunidades en la capital, y la única que tuvieron fue ésta: instalarse en una pequeña casa anexa a un panteón. En origen, algunas de estas viviendas eran el lugar de reposo para los familiares que acudían a visitar a sus seres queridos fallecidos. Ahora algunas tienen electricidad y algunos lujos mínimos: televisión y ventilador.
          Las rutinas de las familias que ocupan tumbas de relevancia sólo se ven perturbadas cuando tiene lugar la visita de los parientes del difunto. Para recibirlos, las mujeres se cubren con sus mejores velos y los niños, si pueden, se calzan. Los dueños del mausoleo llegan en grandes coches, leen algunos fragmentos del Corán y se marchan. Ellos se ocupan de rezar por el bienestar del difunto; los moradores, de regar los arbolitos que rodean la tumba y mantener fresca la tierra. Si el difunto tiene importancia, el Estado paga a la familia un sueldo mensual de unas 600 libras egipcias por el trabajo.

          Apenas es necesario salir de la Ciudad de los Muertos, entre sus muros se puede conseguir prácticamente todo lo necesario. En una de las calles pavimentadas se encuentra la oficina de correos y un centro de salud para mujeres y niños, destinado a frenar la alta mortalidad en los partos y durante la infancia. Forma parte de la obra social de Susan Mubarak, primera dama egipcia; por eso, a la entrada del ambulatorio cuelga un cartelón con su imagen: así, las pacientes saben a quién agradecer la consulta ginecológica.

          La Ciudad de los Muertos queda cada vez más céntrica, y la revalorización de sus terrenos lleva a muchos a aceptar la ocupación a la espera de cerrar un negocio que les permita obtener una jugosa cantidad de dinero a cambio de ceder la tierra que ocupan sus deudos. Los residentes tienen claro que no dejarán sus hogares a cambio de nada, para vivir en la calle.
          Muchos lo abandonan póstumamente, pero por otra razón. Comprar una tumba aquí cuesta unas 100.000 libras egipcias, un precio prohibitivo para casi todos los egipcios. Por eso, la mayoría es enterrada en la Ciudad Nasser, más moderna, dándose la paradoja de que quienes pasaron su vida entre estas tumbas, las abandonan al morir.
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          Txukiya
          Senior Member
          Last edited by Txukiya; 10-28-2006, 01:41 AM.
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          • Pero el Cementerio Norte fue siempre el de los egipcios más distinguidos, algo que se aprecia en las pequeñas comodidadesde quienes cuidan las sepulturas......Son privilegiados sise les compara con los "okupas" de Bab el-Nars ....una necrópolis mucho más pequeña pobre y desconocida poblada se cree entre 10.000 y 50.000 habitantes.

            Las tumbas son más sencillas constituidas por una voluminosa piedra rectangular de medio metro de altura pintada con el verde típico de los enterramientos sufies.

            A menudo las chabolas de los vivos estan sustentadas por los propios sepulcros que lo mismosirven para atar las cuerdas de tender que como mesas supletorias.

            Mientras en el Cementrio Norte la masificación obligó a las autoridades a desarrollar ciertos servicios de saneamiento y alumbrado, al de Bab el-Nasr no ha llegado nada de eso....

            Unos metros más allá , los ojos azules de Ibrahim observan desde la entrada de su chabola. nos confiesa que en algún momentode su vida también tuvo la esperanza de salir de allí. Pero sus semanas transcurren desde hace años a la espera de que llegue el viernes, el día que más visitas reciben los difuntos. Entonces atiende a los familiares, les sirve de guía y les da agua a cambio de una propina.

            Siempre me ha llamado la atención este barrio donde viven los más pobres...hasta en eso son originales...conviven con los muertos....siempre se ha dado una cierta afinidad con ellos...han estado muy presentes en la vida..antiguamente y ahora...
            ¿Sera el espiritu que todavía prevalece?

            Un besazo
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            • Viviendo en un mar de tumbas

              La extracción social de los muertos define la existencia de los vivos en ambas necrópolis, que comparten la leyenda de sus peligros y una atmósfera inquietante. Allí, la policía no patrulla. De noche, sólo los cairotas más curtidos aprietan el paso y atraviesan el Cementerio Norte por su calle principal, pero ni los rateros entrarían en la oscuridad de Bab el-Nasr, donde únicamente las voces orientan al que camina entre los muertos...

              Y, sin embargo, por momentos te olvidas de que estás caminando por un cementerio: el paisaje es el de un pequeño pueblo. En la calle de Quait Bay, donde se erige la maravillosa mezquita del mismo nombre, hay algunas tiendas, una barbería regentada por un cristiano y un bar. Esta zona se conoce como Desierto de los Mamelucos, y en ella se erige el imponente mausoleo del sultán Faraj ibn Barquq, levantado en 1411. Las mesas del bar sólo están ocupadas por hombres, algo muy normal en El Cairo. Al sentarse en la terraza a tomar un té, se contempla un sobrecogedor mar de tumbas, diseminadas colina abajo. Las más antiguas tienen muchos siglos, pues la necrópolis se fundó durante la dominación fatimí (entre los siglos X y XII). Algunos estudiosos creen que ya entonces comenzó la ocupación por los vivos, aunque de forma minoritaria. El loco de poder, novela del escritor contemporáneo Salem Himmich ambientada en aquella época, cuenta la perplejidad de un esclavo prófugo que se esconde el el cementerio de El Cairo al observar a la gente: "A todas luces no eran beduinos, sino familias sedentarias que no habían podido encontrar sitio en la ciudad ni en sus arrabales y que, aplastados por las cargas de la residencia urbana, habían sido vomitados por los barrios y lugares poblados". Esa misma impresión recibe el visitante de hoy.
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              Txukiya
              Senior Member
              Last edited by Txukiya; 10-28-2006, 01:44 AM.
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              • En plena ebullición

                Mmm... Cuánto tiempo...

                El Cairo suele ser el punto de llegada a Egipto, y el primer efecto es un grandísimo shock. Puede convertirse en una experiencia demasiado fuerte para aquéllos que esperan encontrarse a todo el mundo caminando de perfil y con los ojos perfilados. Estos turistas que por primera vez visitan la Tierra de los Faraones, descubren que la realidad no está doblada como en aquellas viejas películas.
                Y es que la capital de Egipto, con más de 18 millones de habitantes, se halla en plena ebullición. Egipto es un país de un millón de kilómetros cuadrados (de los que únicamente 38.700 son aprovechables) que nutre a sus 69 millones de habitantes (la población aumenta en 1.258.000 personas/año, es decir, nace un bebé cada 25,1 segundos) con tan sólo un 4% de tierras fértiles...

                Nada más llegar a la capital egipcia, ésta se muestra al visitante como una ciudad plagada de contrastes. Contrastes que pasan inadvertidos para los habitantes de El Cairo, acostumbrados a una peculiar mezcla de culturas. Egipto es un país árabe que no niega su fuerte elemento africano. Los beduinos del este, los nubios del sur, los sudaneses al sur del sur. En El Cairo, como en toda capital de país en desarrollo, el éxodo rural es evidente. Sin embargo, lo que más llama la atención de los viajeros a su llegada no es ni la miseria ni la pobreza de la inmensa mayoría de la población, sino su hospitalidad, su sincera tolerancia y su buen humor.

                A pesar de que la república egipcia tiene rasgos peculiares que la distinguen de otros países de la región, sigue siendo un excelente termómetro para saber si el mundo árabe tiene un leve resfrío o padece fiebre. Y... digamos que tiene muchos achaques y que poco o nada contribuyen las medicamentos y recetas proporcionadas por los doctores extranjeros, que generan nuevos síntomas y enfermedades contagiosas.

                No nos dejemos engañar. El Cairo es una ciudad confundida y confusa. La mayor ciudad árabe se adentra en las noches modernas acompañada de la opresiva influencia de su pasado occidental. Pero El Cairo está impregnada de tradición. La falta de recursos y libertades, el estancamiento económico-político y la enorme presión demográfica hacen que algunos hombres egipcios acosen ocular o verbalmente a lo que se mueva con la más mínima cadencia. Y, sin embargo, El Cairo es una ciudad mucho más segura que la ciudad de México, por ejemplo. Casi las mismas dimensiones, mismas diferencias en el ingreso, pero menos violencia...
                Un gran número de mujeres jóvenes usan el higab. Pero no suele ser negro, sino que se esmeran en perfeccionar originalidad, estilo y colorido. Es curioso verlas cubiertas de pies a cabeza usando micrófonos y webcams en los cybers. Tradición y modernidad yuxtapuestas. Unos dicen que la causa de este incremento en el uso del higab está en el regreso de los emigrantes egipcios que vivieron en el golfo pérsico y se impregnaron de las costumbres más conservadoras y el éxito de la revolución iraní. Otros dicen que es la moda y que el velo sirve de protección para emancipar a la mujer.


                Lo menos que se puede decir de El Cairo es que, a primera vista, resulta desconcertante: esta ciudad trepidante, la más grande no sólo de Egipto, sino de África y del mundo árabe, tiene todavía un pie en la Edad Media, para deleite de quienes la visitan. Todo ha adquirido un tono polvoriento. Los edificios, antaño lujosos, tiene un aspecto decadente. Agitada, contaminada y sucia, desborda intensidad y energía: una se siente sobrecogida y se pregunta cómo puede funcionar semejante engranaje.

                El Cairo, la Ciudad de los Mil Minaretes, del eterno río Nilo y de la contaminación arenosa. Una ciudad llena de contrastes, pletórica de impulsos vitales, de voces, de polvo, de variopintas presencias y febril actividad. Aunque el caos de circulación ha mejorado con los años, sus calles siguen estando obstruidas por una multitud de vehículos cuyas sirenas no dejan de sonar. Los conductores se aferran a sus volantes para producir el más distintivo ruido de esta megápolis norteafricana: el claxon del automovil. Hay que cruzar la calle con destreza y sin miedo, como cualquier peatón cairota. Si uno se queda esperando, jamás cruzará. Al recorrer estas atestadas calles podemos comprobar cómo la gente se cuelga de los autobuses como si se tratara de racimos humanos, autobuses que apenas paran para dejar bajar a los viajeros, y cómo las extraordinarias riadas de coches y camiones expulsan sus humos negros rodeando carros tirados por mulas o caballos en los que llevan frutas, verduras e incluso basura, y cómo los muchachos vendedores de periódicos vocean su mercancía.


                No pretendáis entender El Cairo. Hay que entregarse a él sin reservas, sin temor a perderse en sus entrañas. En pocos días os moveréis por sus mismas referencias, imitaréis sus costumbres y disfrutaréis de su encanto y poder de conquista. Después, os resultará muy difícil dejarlo atrás.
                Txukiya
                Senior Member
                Last edited by Txukiya; 10-28-2006, 01:53 AM.
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                • Wooowwwww me ha encantado! Qué morriña que entra al leer estooooo

                  De verdad que la ciudad engancha. ¡Por favor que busquen un remedio ya a esta enfermedad que me voy a morir asfixiada de tanto suspirar! jejeje

                  Besosssss
                  You'll never know if you don't go

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                  • ¿Acaso no dan ganas de adentrarse entre la muchedumbre?

                    Amigos agarrados del brazo, niños con sus padres ya adentrada la noche, señores solitarios en un café, chicas con pañuelo a la última moda, jóvenes universitari@s ya de vacaciones, familias enteras de árabes pasando el verano, niños vendiendo a los turistas, la vendedora de full...

                    Nada hace recordar -quizás el calor- que estás en medio de ese cruel desierto sahariano que recorre Libia hasta Sudán, océano de arenas calcinadas sólo interrumpido por el Nilo, que más que un río es un larguísimo oasis, el único lugar allí donde la vida es posible.

                    El Cairo no es sólo una etapa en el viaje por el Nilo. Es el presente de un país que mira al pasado, pero sobre todo al futuro, un libro de Historia que atraviesa los siglos con la naturalidad de una ciudad que se llama a sí misma la Madre del Mundo.
                    El Cairo religioso, el antiguo y el moderno se funden en uno solo, en una ciudad cosmopolita en culturas y gentes, que muestra la cuna de las civilizaciones e invita a visitarlo y disfrutarlo.
                    La ciudad es un museo abierto, compuesto por una mezcla de lo antiguo y lo moderno, sus barrios, calles, callejones, celosías, rascacielos modernos, zocos medievales y un museo repleto de los tesoros de los faraones... El Cairo se refleja en las aguas de un río que se prepara para acabar, ya lo presiente, su recorrido por la vida, la historia, y el tiempo.
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                    Txukiya
                    Senior Member
                    Last edited by Txukiya; 10-28-2006, 01:50 AM.
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                    • Tema Interesante

                      Me parece un tema interesante y para que no se pierda vamos a subirlo
                      Salu2

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                      • Agradecimientos, que ya toca

                        Perdón Nefert-maat, Sennedjem, Baroja, Iseth, Misterios isiacos, Fimosis III, Gladyscecilia, Urgup y Kadesh por no haberme dirigido hasta ahora a vosotros desde habeis colaborado en el tema. A los demás que ahora no nombro, ya se lo agradecí en su día, pero vuelvo a hacerlo ahora.
                        Quiero, sobre todo, daros muchas gracias por vuestras palabras , tanto quienes habeis expresado vuestra opinión sobre el tema como quienes habeis colaborado a hacerlo, que espero que seáis aún muchos más.

                        Un abrazo.
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                        • Tantos días sin escribir, y ha de ser para esto... hoy...

                          Hoy... hoy el dolor duele...

                          Hasta siempre Naguib...
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                          Txukiya
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                          Last edited by Txukiya; 10-28-2006, 02:01 AM.
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                          • Txuqui... siempre nos quedan sus libros... Café Karnak... leerle es revivirle...
                            Un abrazo
                            Menkhe

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                            • No es casualidad...

                              No es por casualidad
                              que me tiemble la voz
                              cuando pronuncio tu nombre...

                              He respirado el perfume
                              de los jazmines y las rosas,
                              mezclado con el aroma
                              de los besos morenos...

                              He visto el extraño desfile
                              de califas y de mendigos,
                              de verdugos, de cortesanos,
                              de bandoleros, de santos,
                              de jorobados y tuertos,
                              de faraones y campesinos,
                              de conquistadores y sultanes
                              en los cafés del Viejo Cairo,
                              con sus calles llenas de sombra.

                              No, no es casualidad...
                              Todos mis textos permanecen aquí sin mi consentimiento.
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                                una sola palabra me viene a la mente :


                                GRACIAS

                                Comment

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