Hola amigos. Como algunos sabéis acabo de llegar de Egipto, y, naturalmente, traigo quejas, quejas que plasmaré en una reclamación en toda regla. Mi problema es que, sabiendo que el responsable de nuestros problemas es la agencia corresponsal CITY MOON TOURS, la mayorista con la que contratamos nuestro viaje, IMAGE TOURS, es también responsable en última instancia, dado que es ella quien nos ha puesto en manos de la primera. De esta forma lo que intento con mi modesta reclamación es que las mayoristas de aquí miren con lupa a las agencias que subcontratan en Egipto, que son quienes nos harán la vida fácil o complicada durante nuestras vacaciones.
En cuanto a la responsabilidad de los guías en cuestiones como el visado y demás os cuento nuestra experiencia y vosotros juzgaréis.
Ellos en teoría son unos “mandaos”, que hacen exclusivamente lo que las agencias les piden que hagan. Pero en este sentido estos “mandaos” se comportan de forma fiel a la empresa, velan por sus intereses, que en definitiva quizás son sus mismos intereses, quizás porque si actúan de otra forma no les volverán a contratas. De esta forma pueden llegar a ser un representante “oficial” de la agencia, con todas sus consecuencias. Os cuento.
Nosotros llegamos un grupo de diez a Asuán y nos hicimos nuestros propios visados. No resultó fácil, porque tanto la policía como el banco nos remitía a nuestros guías y miraban para otro lado. Tuvimos que alzar la voz mucho, hasta que, por evitar un escándalo que llegara a oídos de una mayor autoridad en la materia, alguien fuera de las ventanillas nos vendió nuestros sellos. La policía, viendo ya los sellos pegados en nuestros pasaportes no tuvieron otro remedio que sellarlos, mientras se reían por lo bajinis y murmuraban entre ellos, seguramente porque les habíamos chafado una comisión con la que ya contaban (y que sus sueldos legales no contemplan). Y tuvimos que ver cómo el representante de la agencia le daba una gran bronca al señor que nos había vendido los sello, y todo ello delante de la policía, a sabiendas de que el tal señor había actuado de una forma absolutamente legal, tan legal como nosotros al comprarle los sellos. Vergonzoso. Así que nos dirigimos al representante de la agencia y le explicamos que sabíamos que estaban actuando fuera de la legalidad y que lo haríamos saber en cuanto regresáramos a España. Y e paso le advertimos que, como nosotros no íbamos a comprar ninguna excursión, pensábamos dar exclusivamente las propinas que nosotros considerábamos justas, es decir, las correspondientes al barco y algo también para los maleteros, así que mejor se fueran olvidando de cobrarnos los 25 eurazos que pedían a cada viajero.
Esto tuvimos que explicarlo después al guía en el barco, manifestándole que ya lo habíamos explicado suficientemente. Él se puso a llamar por teléfono, “para consultarlo”. “No, mira, no hay nada que consultar”, le decíamos, mientras con un gesto chulesco nos mandaba callar mientras hablaba por teléfono. “Que tenéis que pagar, los 24 euros del visado y los 25 de propinas”. Nosotros nos reímos. “Que no, que ya puedes llamar si quieres al mismísimo Mubarak, que no te vamos a pagar por un visado que ya hemos hecho ni por unas propinas sobre servicios que no vamos a consumir”. Y se pone a llamar de nuevo por teléfono, y al cabo nos dice que “el próximo lunes me llamarán y me dirán algo más”. Aquello era ya ridículo. Descubrimos después por qué nos dieron largas hasta ese lunes...: trataban de impedir que nuestra protesta llegara a oídos de los demás viajeros, porque aquello era algo que económicamente les podría haber llegado a resultar muy desventajoso.
De los diez que íbamos dos de ellos se volvían al cabo de la semana. En El Cairo el guía que apareció (uno distinto) nos pidió por favor que para gestionar nuestros billetes de vuelta le dejáramos en recepción del hotel nuestros certificados de vuelo. Nosotros confiamos... Y en cuanto tuvieron nuestros papeles en la mano, el guía en cuestión nos vino otra vez con la monserga de los 34 euros de visado y los 25 de propinas. Naturalmente nos negamos, y le dijimos que ya estaba bien. Pero claro, esta vez la cosa cambiaba, ¡porque veladamente nos amenazaban con que los vuelos de vuelta estaban en sus manos! Esto es absolutamente ilegal, propio de delincuentes. Como lo notamos se lo hicimos saber, que o nos devolvían los billetes inmediatamente o al día siguiente iríamos directamente a la policía. De nuevo llamaditas... “Que tenéis que pagar” “¡Que no, y ya basta!”.
Al final dejaron de pedirnos el dinero, pero nuestros billetes quedaron secuestrados. A la semana siguiente siete de mis compañeros tendrían que volar, y dependían de que este guía les proporcionara sus billetes. Prometieron llevar los billetes al hotel donde se hospedaron la última noche, pero esos billetes jamás llegaron allí. Les dijeron que se los acercarían al propio aeropuerto. Como todo el mundo sabe hay que estar con dos horas de antelación en el aeropuerto. Comenzaron a llegar los viajeros de Image Tours, con sus guías incluidos. A mis compañeros les ignoraron, y no les dieron sus billetes hasta una hora después de la cita, cuando ya todo el mundo había facturado y ellos se veían muy muy apurados ante cualquier posible contratiempo.
Una semana más tarde llegué yo a El Cairo: había estado quince días completos sin mi billete de vuelta conmigo. Teléfonos: “Oye –le dije al guía- espero que no me hagáis lo que les habéis hecho a mis compañeros la semana pasada, porque automáticamente me meto en el mejor hotel de la zona, con gastos cargados a Image Tours, y luego me voy directamente a la policía”. “No te preocupes –me respondió el guía-, que a las 6 de la mañana un representante de la agencia te llevará tu billete”. Pues bien, eran las 7:10 de la mañana y yo seguía en la acera del aeropuerto. Había visto pasar a los grupos de Image Tours con sus guías a las 6:00. Me había identificado: “Soy Fulanito de Tal y estoy esperando mi billete”. “No te preocupes, que ahora de lo trae otra persona de la agencia”. Pues resulta que mi billete no me lo trajo nadie de la agencia, sino que lo tenía uno de los guías a los que me había presentado, pero que no le había salido de los huevos darme el billete simplemente para que sufriera la espera. Cuando ya todo el mundo había facturado salió a la calle y me lo dio. Ni imagináis las voces que le di, que hasta la policía se acercó. Él miraba al suelo, nervioso, porque no le molaba nada el pollo que le estaba montando. Les llamé sinvergüenzas, bandidos, conté a voces a los demás viajeros que habían actuado así simplemente porque no queríamos pagar 34 euros por un visado que ya llevábamos hecho, que era absolutamente legal hacerlo en cualquier aeropuerto, visado que además en realidad valía 12 euros. Bueno, no hace falta dar más detalles. Conseguí subir a mi avión a tiempo, aunque estuve temblando un buen rato.
Por esta razón ahora voy a denunciar hasta al apuntador, y voy a reclamar, naturalmente. Y voy además a hacerle una propaganda a CITY MOON TOURS por internet que dudo que alguien de lengua hispana quiera nunca ponerse en sus manos.
¿Son los guías responsables de este tipo de desmanes? Pues quizás no lo son, pero en última instancia son los representantes directos de la agencia durante el viaje, y si tienen que apretar al viajero para que las agencias se forren a su costa lo hacen sin que les tiemble el pulso. ¿Qué quizás no están en disposición de decidir sobre la marcha quién paga y quién no la estafa organizada por sus jefes? Pues que hagan algo para zafarse de estas competencias, porque la mala imagen no sólo se las llevan las agencias, sino ellos mismos por velar tanto por sus intereses.
Un abrazo.
En cuanto a la responsabilidad de los guías en cuestiones como el visado y demás os cuento nuestra experiencia y vosotros juzgaréis.
Ellos en teoría son unos “mandaos”, que hacen exclusivamente lo que las agencias les piden que hagan. Pero en este sentido estos “mandaos” se comportan de forma fiel a la empresa, velan por sus intereses, que en definitiva quizás son sus mismos intereses, quizás porque si actúan de otra forma no les volverán a contratas. De esta forma pueden llegar a ser un representante “oficial” de la agencia, con todas sus consecuencias. Os cuento.
Nosotros llegamos un grupo de diez a Asuán y nos hicimos nuestros propios visados. No resultó fácil, porque tanto la policía como el banco nos remitía a nuestros guías y miraban para otro lado. Tuvimos que alzar la voz mucho, hasta que, por evitar un escándalo que llegara a oídos de una mayor autoridad en la materia, alguien fuera de las ventanillas nos vendió nuestros sellos. La policía, viendo ya los sellos pegados en nuestros pasaportes no tuvieron otro remedio que sellarlos, mientras se reían por lo bajinis y murmuraban entre ellos, seguramente porque les habíamos chafado una comisión con la que ya contaban (y que sus sueldos legales no contemplan). Y tuvimos que ver cómo el representante de la agencia le daba una gran bronca al señor que nos había vendido los sello, y todo ello delante de la policía, a sabiendas de que el tal señor había actuado de una forma absolutamente legal, tan legal como nosotros al comprarle los sellos. Vergonzoso. Así que nos dirigimos al representante de la agencia y le explicamos que sabíamos que estaban actuando fuera de la legalidad y que lo haríamos saber en cuanto regresáramos a España. Y e paso le advertimos que, como nosotros no íbamos a comprar ninguna excursión, pensábamos dar exclusivamente las propinas que nosotros considerábamos justas, es decir, las correspondientes al barco y algo también para los maleteros, así que mejor se fueran olvidando de cobrarnos los 25 eurazos que pedían a cada viajero.
Esto tuvimos que explicarlo después al guía en el barco, manifestándole que ya lo habíamos explicado suficientemente. Él se puso a llamar por teléfono, “para consultarlo”. “No, mira, no hay nada que consultar”, le decíamos, mientras con un gesto chulesco nos mandaba callar mientras hablaba por teléfono. “Que tenéis que pagar, los 24 euros del visado y los 25 de propinas”. Nosotros nos reímos. “Que no, que ya puedes llamar si quieres al mismísimo Mubarak, que no te vamos a pagar por un visado que ya hemos hecho ni por unas propinas sobre servicios que no vamos a consumir”. Y se pone a llamar de nuevo por teléfono, y al cabo nos dice que “el próximo lunes me llamarán y me dirán algo más”. Aquello era ya ridículo. Descubrimos después por qué nos dieron largas hasta ese lunes...: trataban de impedir que nuestra protesta llegara a oídos de los demás viajeros, porque aquello era algo que económicamente les podría haber llegado a resultar muy desventajoso.
De los diez que íbamos dos de ellos se volvían al cabo de la semana. En El Cairo el guía que apareció (uno distinto) nos pidió por favor que para gestionar nuestros billetes de vuelta le dejáramos en recepción del hotel nuestros certificados de vuelo. Nosotros confiamos... Y en cuanto tuvieron nuestros papeles en la mano, el guía en cuestión nos vino otra vez con la monserga de los 34 euros de visado y los 25 de propinas. Naturalmente nos negamos, y le dijimos que ya estaba bien. Pero claro, esta vez la cosa cambiaba, ¡porque veladamente nos amenazaban con que los vuelos de vuelta estaban en sus manos! Esto es absolutamente ilegal, propio de delincuentes. Como lo notamos se lo hicimos saber, que o nos devolvían los billetes inmediatamente o al día siguiente iríamos directamente a la policía. De nuevo llamaditas... “Que tenéis que pagar” “¡Que no, y ya basta!”.
Al final dejaron de pedirnos el dinero, pero nuestros billetes quedaron secuestrados. A la semana siguiente siete de mis compañeros tendrían que volar, y dependían de que este guía les proporcionara sus billetes. Prometieron llevar los billetes al hotel donde se hospedaron la última noche, pero esos billetes jamás llegaron allí. Les dijeron que se los acercarían al propio aeropuerto. Como todo el mundo sabe hay que estar con dos horas de antelación en el aeropuerto. Comenzaron a llegar los viajeros de Image Tours, con sus guías incluidos. A mis compañeros les ignoraron, y no les dieron sus billetes hasta una hora después de la cita, cuando ya todo el mundo había facturado y ellos se veían muy muy apurados ante cualquier posible contratiempo.
Una semana más tarde llegué yo a El Cairo: había estado quince días completos sin mi billete de vuelta conmigo. Teléfonos: “Oye –le dije al guía- espero que no me hagáis lo que les habéis hecho a mis compañeros la semana pasada, porque automáticamente me meto en el mejor hotel de la zona, con gastos cargados a Image Tours, y luego me voy directamente a la policía”. “No te preocupes –me respondió el guía-, que a las 6 de la mañana un representante de la agencia te llevará tu billete”. Pues bien, eran las 7:10 de la mañana y yo seguía en la acera del aeropuerto. Había visto pasar a los grupos de Image Tours con sus guías a las 6:00. Me había identificado: “Soy Fulanito de Tal y estoy esperando mi billete”. “No te preocupes, que ahora de lo trae otra persona de la agencia”. Pues resulta que mi billete no me lo trajo nadie de la agencia, sino que lo tenía uno de los guías a los que me había presentado, pero que no le había salido de los huevos darme el billete simplemente para que sufriera la espera. Cuando ya todo el mundo había facturado salió a la calle y me lo dio. Ni imagináis las voces que le di, que hasta la policía se acercó. Él miraba al suelo, nervioso, porque no le molaba nada el pollo que le estaba montando. Les llamé sinvergüenzas, bandidos, conté a voces a los demás viajeros que habían actuado así simplemente porque no queríamos pagar 34 euros por un visado que ya llevábamos hecho, que era absolutamente legal hacerlo en cualquier aeropuerto, visado que además en realidad valía 12 euros. Bueno, no hace falta dar más detalles. Conseguí subir a mi avión a tiempo, aunque estuve temblando un buen rato.
Por esta razón ahora voy a denunciar hasta al apuntador, y voy a reclamar, naturalmente. Y voy además a hacerle una propaganda a CITY MOON TOURS por internet que dudo que alguien de lengua hispana quiera nunca ponerse en sus manos.
¿Son los guías responsables de este tipo de desmanes? Pues quizás no lo son, pero en última instancia son los representantes directos de la agencia durante el viaje, y si tienen que apretar al viajero para que las agencias se forren a su costa lo hacen sin que les tiemble el pulso. ¿Qué quizás no están en disposición de decidir sobre la marcha quién paga y quién no la estafa organizada por sus jefes? Pues que hagan algo para zafarse de estas competencias, porque la mala imagen no sólo se las llevan las agencias, sino ellos mismos por velar tanto por sus intereses.
Un abrazo.
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