El Obelisco Inacabado es una mole construida en granito que mide 40 metros de largo y pesa más de 1.000 toneladas, cuya función en caso de que se hubiese terminado, hubiese sido la de todos los obeliscos de los años de los faraones: custodiar las entradas de los templos, como el templo de Karnak y templo Lúxor.

Introducción

De todos los misterios que rodean al Antiguo Egipto relacionado con los hallazgos arqueológicos, el del Obelisco Inacabado tal vez sea uno de los más fascinantes. Y no por cuestiones que tengan que ver con maldiciones o cuestiones místicas, sino porque sus estudiosos aún no entienden del todo o no se ponen de acuerdo sobre aspectos relacionados con su construcción.

El Obelisco Inacabado es una estructura abandonada hace miles de años en las canteras del norte de la ciudad de Asuán. Los arqueólogos acuerdan en atribuir su construcción a Hatchepsut, la faraona que gobernó Egipto durante la dinastía XVIII y quien fuera la esposa de Tutmosis II. Bajo su mandato también se levantó el templo de Deir El Bahari en la orilla occidental de Tebas. Hatshepsut reinó entre los años 1490 a.C. y 1468 a.C. con el nombre completo de Maatkara Hatshepsut y fue la mujer que más tiempo conservó el cargo de faraona en el Antiguo Egipto.

En la época de los faraones y en otras culturas del mundo antiguo se construyeron muchos obeliscos pero ninguno tan largo ni tan grande como el Obelisco Inacabado, que si hubiese sido acabado, se cree que mediría alrededor de 42 metros y pesaría casi 1200 toneladas.

Para su construcción, el obelisco fue excavado directamente del lecho de granito en el que se encuentra hoy y en algún momento durante su construcción comenzaron a aparecer grietas en la roca, lo que se supone que fue la causa de que se abandonase el proyecto. Pero que la pieza esté inacabada para los arqueólogos es un auténtico regalo, porque pueden acceder al ornamento del conjunto y conocer con mucho detalle qué técnicas usaron los antiguos egipcios para sus trabajos de piedra.

Tallar los monumentos directamente en el lecho rocoso era una técnica muy habitual de los constructores antiguos en Egipto. Para la tarea, los albañiles emparejaban el área con unas bolas de piedra con las que conseguían eliminar las imperfecciones y, de esta manera, se aseguraban que la superficie siempre fuera lisa. Algunas de estas bolas todavía se conservan en Asuán y su eficacia se debía a que eran más duras que el granito, por lo que nunca se rompían ni agrietaban al ser golpeadas directamente y en repetidas ocasiones contra otra superficie.

La primera de las dudas que asaltó a los investigadores que estudiaron el Obelisco Inacabado fue que, si no se hubiese resquebrajado el obelisco y hubiera sido acabado tal y como estaba planeado, ¿Cómo habrían conseguido sacarlo del suelo en el que fue tallado? Muchos años después de que surgiera esta pregunta, se descubrió que usaban planchas de madera húmeda que introducían en cavidades rectangulares de la piedra. El sistema de las tablas funcionaba así: todas las ranuras quedaban rellenas de trozos de madera secadas al sol y, posteriormente, eran sumergidas en agua, lo que les permitían expandirse y empujar la roca tallada hasta conseguir que se desprendiera de su superficie.

Lo que aún es objeto de polémicas y de debates entre los especialistas es cómo hacían para tallar piezas con tanta precisión en un solo bloque y desde una roca tan dura como el granito. Y aún más: ¿Cómo hacían para transportar bloques tan pesados a cientos de kilómetros de distancia? Y las dudas siguen. ¿Cómo conseguían izar esas pesadas y enormes columnas?

Algunas teorías sostienen que los obeliscos eran transportados en barcos por el río Nilo, dado que muchos fueron encontrados en templos cercanos a la costa. Pero aún estando próximos al río, aún no se ha descubierto a ciencia cierta cómo conseguían desplazar esas moles de granito hasta los barcos o cómo soportaban los barcos tanto peso. Pero eso es lo fascinante del Egipto de los faraones, que aún quedan tantas cosas por descubrir, que su historia se sigue escribiendo miles de años después.

Por eso, una vez que hayas leído toda esta información, lo mejor es que lo descubras por ti mismo de manera presencial y viajes hasta esta cantera al norte de Asuán para contemplar la magnificencia del Obelisco Inacabado. Y una vez allí, podrás dar vía libre a tu imaginación y animarte a ensayar tus propias teorías y explicaciones sobre un fenómeno que sigue siendo fascinante.

Cuando entres en la cantera de Asuán donde se encuentra el Obelisco Inacabado, verás que hay varios senderos para que puedas circular a pie entre los diferentes niveles y tener todas las perspectivas posibles del monumento. También te encontrarás en la cantera con una exhibición de algunos de los artefactos que se usaron para tallar los muchos monumentos que se originaron aquí y hay una pequeña tienda donde podrás comprar souvenirs.

Cómo llegar al Obelisco Inacabado

El Obelisco Inacabado se encuentra en las canteras del norte de Asuán, a 4 km de la estación del tren. Si vas por libre, la mejor manera es ir en taxi, pero te recomendamos que contrates un servicio de visita guiada que suele incluir el traslado a tu alojamiento. Algunos packs de cruceros por el Nilo, tanto los que empiezan como los que acaban en Asuán, también suelen incluir como extra la visita guiada al Obelisco Inacabado.

Horarios

El recinto donde se encuentra el Obelisco Inacabado abre todos los días de 7h a 16h.

Precios de la visita

La entrada normal de adultos es de 80 EGP y para estudiantes acreditados 40 EGP. Algunas agencias de viaje venden un paquete de visitas guiadas con traslados que incluye Obelisco Inacabado, Presa de Aswan, Lago Nasser y Templo de Philae por un precio que va de los 55 a los 60 €.,

Fotos del Obelisco Inacabado en Asuán

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